2019-07-19
Desde hace más de medio siglo, Colombia ha gozado de ser una potencia mundial en el ciclismo de ruta. Somos conocidos por la cantidad de ciclistas profesionales que compiten en las carreras de élite del mundo y por sus excelentes resultados en ellas. Esto atrae a gran cantidad de aficionados que viven con pasión cada una de las competiciones donde participa un corredor colombiano, que no solo los apoyan desde el país, sino que los acompañan hasta Francia, España, Italia y cada uno de los países donde se presentan.
Es tanta la pasión que despierta en el país que los empresarios muestran su apoyo mediante patrocinios e incluso algunas compañías han llegado a formar sus propios equipos, como el caso de la cuadrilla Mundial de Tornillos-Pijaos, entrenado por Efrén Cardona —el gerente de la empresa y que en sus años de juventud también fue pedalista—, y el equipo Manzana Postobón, de la compañía de bebidas gaseosas.
La popularidad del ciclismo en el país comenzó porque en 1983 un equipo de ciclistas aficionados llegó al Tour de Francia y sorprendió a los europeos con la habilidad con la que escalaban las montañas. Luego, en 1984, Lucho Herrera ganó la primera etapa del Alpe D´Huez, al año siguiente consiguió vestir la camiseta de puntos —que se le otorga al ciclista más destacado en cada uno de los ascensos— y en 1988 logró el tercer lugar del podio. De ese momento en adelante, varios ciclistas profesionales han tenido importantes participaciones en el circuito profesional de la Unión Ciclista Internacional.
Por ser grandes escaladores, muy ligeros y sumamente combativos en etapas de montaña, los velocipedistas colombianos se ganaron el apodo y la identificación internacional como “los escarabajos”.
Actualmente, Nairo Quintana es el más célebre pedalista colombiano: es considerado como el mejor de la historia del país y el mejor escalador del mundo, gracias a que ha destacado varias veces en las más importantes competiciones internacionales. En el año 2016 ganó la Vuelta a España, en 2014 el Giro de Italia y ha sido subcampeón dos veces del Tour de Francia. Él ha marcado la época dorada del ciclismo nacional.
Junto con él, han surgido varios grandes pedalistas como Rigoberto Urán, Fernando Gaviria, Esteban Chaves, Egan Bernal, Jarlinson Pantano y Miguel Ángel López, entre otros.
La Vuelta a Colombia es la representación de lo trascendental que es el ciclismo para el país, hace parte del calendario de la Unión Ciclística Internacional y es una de las más prestigiosas en América Latina, con pases de montaña más altos que en el Tour de Francia, por lo que vienen corredores de toda la región a competir. A esta competencia se le suman otros eventos ciclísticos entre los que destacan el Clásico RCN, la Vuelta de la Juventud y el Tour Colombia.
Los ciclistas no se forman solos, detrás de ellos están las empresas que los patrocinan para que puedan explotar su talento al 100%. Como alguna vez mencionó Nairo: “Las empresas grandes deben entender que apostarle al deporte va más allá de un patrocinio, que transforma vidas, que aportamos al país y a su economía”.
Porque, como él mismo dice: “Tenemos todo en Colombia para ser una potencia en el ciclismo. Necesitamos que el Gobierno, la Federación Colombiana de Ciclismo, las empresas privadas, y que todos sumemos y aportemos para el mismo lado, con orden, planeación y sentido común para formar muchos más ciclistas. La gente se sorprende porque en 2019 serán muchos pedalistas (colombianos) en Europa, yo insisto que podríamos ser tres o cuatro veces más. Lo que tenemos en Colombia es talento, lo que nos falta es generar oportunidades”.
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